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Victoria Narváez Kirkpatrick

Soy licenciada en Psicología, experta en EMDR y Mindfulness. Miembro del Departamento de Orientación del Colegio de Fomento Montealto.

¿Mi hijo es socialmente competente?

Las habilidades sociales es un tema muy amplio y del que, muy probablemente, hayamos oído hablar muchas veces. Pero, ¿qué son y para qué sirven? ¿Por qué es bueno educar a nuestros hijos en este campo?

Podemos empezar definiendo las habilidades sociales (HHSS) como un conjunto de destrezas, tales como la socialización, cooperación, comunicación, resolución de conflictos, empatía, asertividad, autocontrol, apego, etc. que ayudan a los niños a relacionarse de una manera más adaptativa con otras personas y con el entorno que les rodea; en definitiva, son aquellas habilidades que les permite integrarse en la sociedad, por eso es muy recomendable invertir en el desarrollo de ellas.

Por ejemplo, imaginemos que Elena se encuentra en el colegio esperando al autobús que les va a llevar de excursión ese día. Cuando llega, alguien le empuja para subir antes que ella. Elena ante una situación así puede responder de diversas maneras:

  • “Entiendo que tengas muchas ganas de subirte al autobús e irte de excursión, pero podemos subir todas sin necesidad de empujones”.
  • “Anda pasa”.
  • “Eh, eh, tú tranquila que yo estaba antes para subir, si tienes tanta prisa haber llegado aquí la primera”.

Como se puede observar, ante una misma situación, Elena podría abordarla de diferentes maneras.

Es importante señalar que estas destrezas se sustentan en una serie de normas sociales que el niño ha debido adquirir previamente en el ámbito familiar y escolar, como por ejemplo, el respeto, adoptar las rutinas familiares como suyas, cuidado de objetos y mobiliario, cuidado personal e higiene, etc.

Los problemas que provoca un déficit en las habilidades sociales de nuestros hijos pueden ser, entre otros:

– Problemas de autoestima y autoconfianza

– Dificultad para iniciar y mantener conversaciones

– Dificultades para relacionarse con los demás o entablar nuevas amistades

– Dificultad para hacer y rechazar peticiones

– Dificultad para hacer y recibir cumplidos

– Dificultad para defender los derechos propios

– Mal-estar emocional

Cómo trabajar las habilidades sociales de forma sencilla:

  1. Cuida su autoestima. Debemos ayudarles a crear una imagen positiva de sí mismos. Por ejemplo, una niña que va bien en el colegio, pero tiene dificultades con las matemáticas, podría decir: “no puedo con las mates” y construir una creencia limitante del estilo “no valgo como estudiante”. Debemos ayudarles a verlo desde otra perspectiva. una respuesta acertada podría ser: “Tú vales mucho, vas muy bien en los estudios, eres una chica lista, las mates es sólo una asignatura a la que necesitas dedicarle más tiempo, trabajaremos juntos en ello”.
  1. Darles ejemplo positivo: muchas de las conductas que aprenden los niños las aprenden por observación o imitación, de ahí que siempre tengamos que cuidar mucho este aspecto.
  1. Enseñanza directa: podemos hacerlo de dos maneras, o enseñar a nuestros hijos directamente cómo tienen que actuar, por ejemplo, a hablar en público, a expresar opiniones o deseos, a escuchar; o enseñarles a gestionar de forma alternativa un conflicto, por ejemplo, si un niño insulta a otro cuando no le deja jugar con su pelota, podemos enseñarle directamente otra conducta alternativa a la de insultar.
  1. Reforzar positivamente las habilidades adecuadas. Por ejemplo, cuando el niño haga algo bien podemos aprobárselo diciendo “qué bien lo has hecho, así me gusta” o “eres una campeona”Podemos además resaltar alguna habilidad poniéndolo de ejemplo ante los demás: imaginemos que vamos a ver el partido de fútbol de nuestro hijo Juan y éste, sin querer, en una entrada, le da una patada a su rival y le tira al suelo. Acto seguido Juan pide disculpas y ayuda a su compañero. Al terminar el partido, de camino a casa podemos decir “¿Habéis visto lo que ha hecho vuestro hermano Juan? Ha golpeado a un compañero durante el partido sin querer, se ha acercado, le ha pedido disculpas y le ha ayudado a levantarse, eso está muy bien”. De esta manera las probabilidades de que éste tipo de habilidades y conductas se repitan aumentan.
  1. Cuentos, fábulas o relatos cortos: este recurso hace que, además de aprender habilidades nuevas, puedan estimular su imaginación, el gusto por la lectura y pasar tiempo con sus seres queridos.
  1. Dinámicas de dramatización: El objetivo es representar situaciones ficticias de la vida cotidiana en las que tengamos que poner en marcha alguna habilidad social como expresar una opinión, respetar el turno de palabra, responder a una crítica… Debemos practicar con situaciones habituales y resaltar de forma clara qué habilidades estamos poniendo en juego. De esta manera podemos corregir, aprender y volver a practicar las que necesitemos.
  1. Por último, animarles a participar en diferentes grupos, actividades o juegos con otros niños, pues fomentan las habilidades sociales y la cooperación.

En definitiva, debemos ayudar a nuestros pequeños a enfrentarse a los desafíos del mundo actual.

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